
Una pareja joven, en la treintena, está cenando en el comedor de su casa. La mesa está vestida de fiesta: vino, flores, velas…
Él en un extremo, lee ”el Marca” , con la mano libre juguetea con la guarnición y toma algún bocado distraídamente.
Su americana cuelga desordenada del respaldo de la silla, al igual que su corbata.
En el otro extremo, ella. Fría, hierática. Perfectamente vestida, meticulosamente peinada, está tensa. Tanto que el cuchillo chirría en el plato cada vez que corta.
Si sonriese, probablemente estaría preciosa, pero una sombra de ira contenida deforma su cara. Y sus brazos ejercen demasiada fuerza sobre el plato.
Se le resbala el tenedor, y con un movimiento brusco tira la mitad de la guarnición y la copa de vino tinto sobre el mantel.
Él aparta la vista del periódico, el ruido le ha alertado. La mira, y tranquilamente se levanta de la mesa, cogiendo su copa y la botella de vino.
Ella, que tiene la puerta a su espalda, no quiere verlo irse. Aparta la vista.
Él ya está a su altura, y una lágrima comienza a correrle por la mejilla.
En vez de salir por la puerta, él se para a su lado. Deja su copa en la mesa, recoge la de ella y la rellena.
-¿Pero…?- Dice ella enjugándose las lágrimas.
-Nuestro aniversario es mañana, amor, este año es bisiesto- La besa en la frente y se sienta a su lado.
Ella toma aire, súbitamente abre los ojos y mirando a algún punto en el vacío dice:
-Hace 4 años hice lo mismo, ¿No?-
-Sí- Le contesta él riéndose.
Él en un extremo, lee ”el Marca” , con la mano libre juguetea con la guarnición y toma algún bocado distraídamente.
Su americana cuelga desordenada del respaldo de la silla, al igual que su corbata.
En el otro extremo, ella. Fría, hierática. Perfectamente vestida, meticulosamente peinada, está tensa. Tanto que el cuchillo chirría en el plato cada vez que corta.
Si sonriese, probablemente estaría preciosa, pero una sombra de ira contenida deforma su cara. Y sus brazos ejercen demasiada fuerza sobre el plato.
Se le resbala el tenedor, y con un movimiento brusco tira la mitad de la guarnición y la copa de vino tinto sobre el mantel.
Él aparta la vista del periódico, el ruido le ha alertado. La mira, y tranquilamente se levanta de la mesa, cogiendo su copa y la botella de vino.
Ella, que tiene la puerta a su espalda, no quiere verlo irse. Aparta la vista.
Él ya está a su altura, y una lágrima comienza a correrle por la mejilla.
En vez de salir por la puerta, él se para a su lado. Deja su copa en la mesa, recoge la de ella y la rellena.
-¿Pero…?- Dice ella enjugándose las lágrimas.
-Nuestro aniversario es mañana, amor, este año es bisiesto- La besa en la frente y se sienta a su lado.
Ella toma aire, súbitamente abre los ojos y mirando a algún punto en el vacío dice:
-Hace 4 años hice lo mismo, ¿No?-
-Sí- Le contesta él riéndose.