30 mayo, 2007

El Móvil






Un hombre joven, en la treintena, se asoma a la cocina, acaba de llegar del trabajo. Una mujer, también en la treintena, está hablando por el móvil sentada en la encimera. Le saluda con la cabeza y sonríe.

-Juan quintana ¡por supuesto! Me dijeron que te habías cambiado de empresa ¿no? – le dice ella a su interlocutor- no he sabido de ti en meses-


-Y has hecho muy bien- le responde ella- cambiar ahora era lo mejor para tu proyección laboral. Tu antigua empresa está perdiendo posiciones muy rápidamente.



El hombre joven ha ido a la habitación a cambiarse los zapatos por unas pantuflas y a quitarse el cinturón. Desde allí se oye a la mujer:-” ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Qué si me acuerdo? La mejor salsa que he bailado en mi vida ¡Cómo bailas, hijo!”- El hombre del dormitorio se levanta alarmado y se dirige hacia la cocina más rápido de lo que cabría esperar



-¡Sí!¡Que pedo se pilló el gerente!- sigue diciéndole divertida ella al hombre del teléfono- Los de Gijón no se lo podían creer.



-Sí, claro que voy al congreso, no puedo faltar, lo paso genial. La noche del sábado es sagrada-

El hombre ya ha entrado en la cocina, abre el friega-platos que está vacío, coge un único vaso que hay en el fregadero y lo mete. Busca algo, empieza a abrir puertas y a cerrarlas de golpe:”¿Y la bayeta? ”, pregunta a la mujer del teléfono. Ella estira el brazo y con el ceño fruncido señala el fregadero, parece que pensase: pues donde siempre.

-Hombre, cuenta conmigo para la disco- sigue diciendo por teléfono- Que para eso no hacía falta que me llamases, lo daba por descontado-



El hombre de la cocina empieza a limpiar la encimera, que está impoluta, y se acerca peligrosamente a donde está la mujer sentada

Ella abre los ojos, y concentrada le dice al hombre del móvil:-¡aja! Si es cierto, me dejaste 4€ para la entrada de la disco porque yo no llevaba suficiente suelto-

El hombre de la bayeta se para y escucha



-Y yo te lo agradezco-Parece que contiene la risa, y habla muy despacio. Mira al hombre de la habitación,



-Es cierto que en nuestra profesión la gente es como es- Asiente con la cabeza divertida, mira con complicidad al hombre de la habitación y este a su vez parece que también está conteniendo la risa- Y que puede crearme algún problema no cuidar estas cosas.



-No te preocupes, ya sé que no es por el dinero, que lo dices por mí, que a partir de ciertas cantidades no se pueden tener estos despistes-

-Tenías razón- dice el hombre de la cocina con seriedad

Ella tapa el auricular: -Te lo dije-



-¡Claro!¡Nos vemos el sábado en el congreso!- se despide ella del hombre del teléfono con el mismo tono cordial del principio, mira al hombre de la cocina, suspira y gritando le dice- ¡¡Tú te quieres creer que me ha llamado porque hace un año me dejó 4€, hay que ser roñoso!!-

-¡Qué fuerte! La gente está fatal- le contesta él, y parece muy aliviado.


-Y este al menos es majo- dice ella – tienes que ver al resto- añade mientras bizquea y simula una joroba


Él se ríe y la abraza, su hiperactividad ha desaparecido, se lo ve relajado.

El Trapo







Un hombre joven, en la treintena. Saca una caja del armario del pasillo. Se dirige a la cocina.

Ya en la cocina, la deja sobre la mesa, donde hay cuatro pares de zapatos esperándole.

Se sienta, abre la caja, busca un paño y coge el primer zapato. Se dispone a quitarle el polvo, cuando el dibujo del paño le llama la atención.

-¡Mi camiseta de los Guns'!-

Se pone en pie, mira aquel retal indignado y gritando por el pasillo se dirige a la habitación.

-¡Has descuartizado mi camiseta!¡La de los Guns´n´Roses!¡La que me compré en el insti!¡¿Para limpiar zapatos?!- Ya ha llegado a el dormitorio, se encara con ella-¡¿Es que estoy viviendo con mi madre o qué?!-


Ella le mira insinuante, muy sensual y le contesta:-“Hay cosas que nunca te haría tu madre”

Él salta en cólera:-¡¿Pero qué estás diciendo!?¡estás mal de la cabeza!¡que te has cargado mi camiseta!-

-¡Espera!-Le para ella, mientras se desabrocha el primer botón de la camisa-¡Que puedo hacer algo que te compensará!-Le dice insinuante.


Él está inquieto, la mira callado, pero va volver a saltar en cualquier momento. Está claro que no va a dejar que se desabroche la camisa a su ritmo. Suspira-“¡Ay!”-Mete las manos en la abotonadura y tira arrancándose los botones.

-¡Camiseta de los Guns' firmada por Axel!-Debajo de la camisa tenía la camiseta-¡Tachán!

Él ya no está rabioso, pero sigue igual de nervioso. Se dispone a hablar. Ella le corta:-“¡Y…!¡Dos entradas para el concierto de Berlín!”-

Su rabia se ha transformado en tristeza, le dice despacio:-“Es genial, pero ¿por qué has tenido que romper mi camiseta?”-

-Fue la lavadora, la saqué hecha jirones- le contesta tranquila- Esta también te durará otros 15 años, mi guerrero del metal- le guiña un ojo y sonríe.

Al Amanecer










Una chica joven, en la treintena. Esta en la cocina, dormida sobre el teclado del portátil. Lleva el pijama puesto y entra luz por la ventana.

Entra un hombre en la cocina. Recién duchado, pero completamente vestido. Deja el maletín sobre la mesa y una bolsa de viaje en el suelo. Se aproxima a ella. Le acaricia una mejilla apartándole el pelo y le susurra al oído -¿cómo se puede roncar tan fuerte? Te oía desde la habitación- La besa en la frente.

Ella abre los ojos, bosteza y tose un poco. Le dice-“qué poco romántico eres”- Y señalando la pantalla con la cabeza “Ya lo he terminado, y un día antes”-.

Él le contesta:-Vístete, yo voy haciendo el café-

Ella lentamente se levanta, y arrastrando las pantuflas, se va hacia la habitación.

En la cocina, él se sienta frente al ordenador con una tostada en la mano, ojea el documento:-¡¿te lo envío a la ofi?!-

-¡Gracias!- Grita ella.

En la habitación, sentada en la cama, coge las medias de una silla. En la silla está pulcramente doblada la ropa que aún no se ha puesto; Una rebeca, un pañuelo de cuello, el abrigo y un bolso con los zapatos a juego.

Se oye a él arrastrar el Roller por el pasillo. Le pregunta:-¡Cariño, tú me quieres ¿No?!-

Ella le contesta divertida:- Claro mi amor, nuestra hipoteca es a 50 años -

-¡Ya! Y parece que tú quieras a cortarla a toda costa, hace cuatro días que no duermes conmigo

-Ahora no ¿Quieres? Llego tarde al curro- comienza a toser

- ¡Vale! ¡Nos vemos en la comida! - Se despide él, y se oye cómo cierra la puerta tras de si.

Ella asiente con la cabeza, aunque él no la vea. Se está limpiando la nariz. Cuando va a ponerse los zapatos, descubre que están pegados a la silla. Intenta despegarlos y no puede -“¡Joder!”- Abre el zapatero. Está vacío –“¡Que cabrón!”- Se acuerda de la maleta que llevaba él. Entonces se pone las pantuflas y corre hacia la puerta de entrada -“¡Eh!”-Cuando llega hay un Post-it pegado:






























El boicot







Una pareja joven, en la treintena, está cenando en el comedor de su casa. La mesa está vestida de fiesta: vino, flores, velas…

Él en un extremo, lee ”el Marca” , con la mano libre juguetea con la guarnición y toma algún bocado distraídamente.
Su americana cuelga desordenada del respaldo de la silla, al igual que su corbata.

En el otro extremo, ella. Fría, hierática. Perfectamente vestida, meticulosamente peinada, está tensa. Tanto que el cuchillo chirría en el plato cada vez que corta.

Si sonriese, probablemente estaría preciosa, pero una sombra de ira contenida deforma su cara. Y sus brazos ejercen demasiada fuerza sobre el plato.

Se le resbala el tenedor, y con un movimiento brusco tira la mitad de la guarnición y la copa de vino tinto sobre el mantel.

Él aparta la vista del periódico, el ruido le ha alertado. La mira, y tranquilamente se levanta de la mesa, cogiendo su copa y la botella de vino.

Ella, que tiene la puerta a su espalda, no quiere verlo irse. Aparta la vista.
Él ya está a su altura, y una lágrima comienza a correrle por la mejilla.

En vez de salir por la puerta, él se para a su lado. Deja su copa en la mesa, recoge la de ella y la rellena.

-¿Pero…?- Dice ella enjugándose las lágrimas.

-Nuestro aniversario es mañana, amor, este año es bisiesto- La besa en la frente y se sienta a su lado.

Ella toma aire, súbitamente abre los ojos y mirando a algún punto en el vacío dice:

-Hace 4 años hice lo mismo, ¿No?-

-Sí- Le contesta él riéndose.

La batalla





Una pareja joven, en la treintena. Están comiendo en la cocina. La cocina es pequeña, La vajilla cotidiana, manteles individuales de plástico, servilletas de papel. Lo único que destaca son dos grandes copas de vino y una botella que parece de reserva. Él, normal. Camisa, cinturón, chino y zapatos. Ella, casi igual, ropa de oficina.

Él se levanta se pone el delantal, le da la espalda y espolvorea una especia sobre lo que parece el postre.

Ella termina de rebañar el plato y apura la copa de vino. Con la boca aún medio llena le dice a él: -"te ha quedado impresionante"-

Él le contesta:-"he probado a flambearlo"-

-"pues queda mucho mejor"-ella suspira-
"el curro me espera, ¿recoges tú?"-

Entonces él se gira, la mira a los ojos y luego la recorre con la mirada. Quiere algo a cambio

Ella mira el reloj-"tengo 10 minutos"-queriendo decir que no puede

Él le contesta con voz de personaje de película de acción:-"puedo hacerlo en dos"-

Se ríen

Se vuelven a mirar, esta vez con complicidad y desafiantes.

De repente ella salta de la silla, él se arranca el delantal y ambos corren hacia la puerta

Llegan a la vez
Ella consigue adelantarle con un movimiento brusco de hombro. Se suelta la camisa y se baja los pantalones. Mientras corre por el pasillo hacia el dormitorio. Los pantalones se le quedan en los tobillos, camina como un pingüino

Él, que la sigue, se ha quitado un zapato, y se pelea con la camisa. Cuando llega a la puerta del dormitorio, ella ya está tumbada, se le ven los pies.

Se la oye decir:-¡comando alfa preparado!-

Él, ya junto a la cama, se desabrocha el pantalón mientras dice:-“¡comando beta preparado!, la suerte está echada señores”-

Ella, recostada sobre una montaña de cojines, con las piernas flexionadas y el mando de la videoconsola en las manos. Le ofrece a él el otro mientras sonríe con picardía –“¡¡Te voy a hacer sudar, muñeco!!”-